martes, 12 de marzo de 2013

"Amate a Ti Mismo/a".



Dejar que fluyan los ciclos

La vida es cíclica, no estática. Nuestras relaciones se benefician
cuando les permitimos que fluyan de acuerdo con sus propios ciclos
naturales.

Como las altas y bajas de la marea, así son los ciclos dentro de las
relaciones. Tenemos periodos de cercanía y periodos de
distanciamiento. Tenemos momentos para estar juntos y momentos para
separarnos y trabajar en cuestiones individuales.
Tenemos momentos de amor y alegría, y momentos de enojo.

A veces, las dimensiones de las relaciones cambian cuando nosotros
atravesamos por cambios. A veces, la vida nos trae nuevos amigos o a
otro ser amado para que nos enseñe la siguiente lección.

Eso no significa que los viejos amigos desaparezcan para siempre,
significa que hemos entrado en un nuevo ciclo.
No tenemos por qué controlar el curso de nuestras relaciones, sean
éstas amistades o relaciones amorosas. No tenemos que satisfacer
nuestra necesidad de control imponiendo a las relaciones una forma
estática. Déjalas fluir. Permanece abierto a los ciclos. El amor no
desaparecerá. El vínculo con los amigos no se romperá. Las cosas no
permanecerán igual para siempre, especialmente cuando estamos
creciendo y cambiando a un ritmo tan rápido.

Confía en la corriente. Cuida de ti mismo, pero permanece dispuesto
a dejar ir a la gente. Aferrarse a ella la hará desaparecer.
El viejo adagio acerca del amor sigue siendo cierto: "Si está
destinado a ser, será. Y si amas a alguien, déjalo ir. Si regresa,
es que era tuyo".

Hoy acepto la naturaleza cíclica de la vida y las relaciones.
Lucharé por ir con la corriente. Lucharé por la armonía entre mis
propias necesidades y las necesidades de la otra persona.

♥ ♥ 

Amémonos a Nosotros Mismos Incondicionalmente

Ámate a ti mismo/a para curarte y hacerte una buena vida propia.
Ámate a ti mismo /a teniendo relaciones que te funcionen a ti y a la
otra persona. 
Ámate a ti mismo/a para tener paz, felicidad, alegría,
éxito y contento.
Ámate a ti mismo/a para darte todo lo que siempre quisiste.

Podemos dejar de tratarnos a nosotros mismos/as en la forma como otros
nos trataron, si es que se comportaron de una manera menos que sana,
menos que deseable. Si hemos aprendido a vernos a nosotros mismos/as en
forma crítica, condicional, devaluada y punitiva, es tiempo de
parar. Otras personas nos trataron de esa manera, pero es aún peor
tratarnos así ahora a nosotros mismos/as.

Amarnos a nosotros/as mismos/as nos puede parecer extraño, incluso tonto a
veces. La gente puede acusarnos de estar siendo egoístas. No tenemos
por qué creerles.

La gente que se ama a sí misma es realmente capaz de amar a los
demás y de dejar que los otros amen. La gente que se ama a sí misma
y que se tiene en alta estima es la que da más, la que contribuye
más, la que más ama.

¿Cómo nos amamos a nosotros mismos? Forzándonos a hacerlo, al
principio. Fingiéndolo si es necesario. Actuando "como sí".
Trabajando tan duro por amarnos y gustarnos 
como hemos trabajado por no gustarnos. 

Explora lo que significa amarte a ti mismo/a.
Haz cosas por ti mismo/a que reflejen un amor propio compasivo,
cariñoso.
Ama todo lo tuyo, pasado, presente y futuro. Perdónate tan pronto y
tan frecuentemente como sea necesario. 
 Date ánimos. Halágate tú mismo/a.
Si pensamos y creemos ideas negativas, saquémoslas a la luz pronta y
honestamente, para que podamos reemplazar esas creencias por otras
mejores.

Date palmaditas en la espalda cuando sea necesario. Disciplínate a
ti mismo cuando sea necesario. 
Pide ayuda, pide tiempo; pide lo que necesites.

A veces, date tus gustos. No te trates a ti mismo como a una mula de
carga, siempre tirando más duro. Aprende a ser bueno contigo mismo/a.
Elige conductas que tengan consecuencias preferibles, 
tratarte bien es una de ellas.

Aprende a detener tu dolor, aunque eso signifique tomar decisiones
difíciles. No te prives innecesariamente. 
A veces, date a ti mismo lo que quieras, simplemente por que quieres.
Deja de estarte explicando y justificando. Cuando cometas errores,
déjalos ir. Aprendemos, crecemos y aprendemos algo más. Y a través
de todo ello, nos amamos a nosotros mismos.
Trabajamos en ello y luego trabajamos más en ello. Un día nos
despertaremos, nos veremos en el espejo y descubriremos que amarnos
a nosotros mismos/as se ha hecho algo habitual. Ahora estamos viviendo
con una persona que da y recibe amor, porque esa persona se ama a sí
misma. El amor propio tomará las riendas y se convertirá en una
fuerza directriz en nuestra vida.

Hoy trabajaré en amarme a mí mismo/a. Trabajaré tan duro por amarme a
mí mismo/a como he trabajado para no gustarme.

Con afecto,
 Susana Perez.